Debe ser alguien que está insatisfecho con las circunstancias que le rodean…
Existen muchos tipos de insatisfacciones. Aquí nos vamos a referir solamente a las circunstancias que nos rodean con relación a los cambios y transformaciones de personas en la vida laboral.
¿Por qué a las personas se les dificulta aceptar el cambio?. La respuesta más común que me he encontrado es “porque están cómodos con lo que hacen y lo que tienen”. No quieren hacer esfuerzos adicionales. Creen que con cumplir basta. Se ha vuelto una verdadera epidemia, que se puede convertir en un hábito mórbido para las empresas.
Ahora bien, nosotros los agentes de cambio, líderes, jefes o supervisores tenemos que hacer algo para despertar a las personas de ese estado de confort que denota mediocridad y desinterés por crecer, aportar y fortalecer.
Cuando en una organización se habla de “cuidar los gastos”, “ahorrar” lo frecuente es que la cuenta de presupuestos se cierra. Muy pocos empleados presentan propuestas para ahorros reales; se dedican, en muchos casos, a quejarse de que las cosas no están bien en lugar de tomar la iniciativa para mejorar o hacer que la empresa subsista. ¿Está de acuerdo usted conmigo?. Pues bien, los agentes de cambio tenemos mucho qué hacer.
Empecemos por ser un ejemplo de iniciativas, cuidados, ejemplos de eficiencia, de no quejarnos de las cosas y menos de la empresa para la que trabajamos, de aportar lo mejor de nosotros mismos…Además, debe ser medible y cuantificable.
Ser agente de cambio no nada más es un concepto filosófico existencial, es un concepto material, productivo y que puede aportar ganancias a su empresa con estrategias específicas bien enfocadas.
Como tarea, pregúntese: ¿qué no está bien en su puesto, area de trabajo o en la empresa?. Ahora bien, escoja algo en específico y diseñe un plan “A” de acción, sin olvidar el plan “B”. La mejora depende de usted nada más. Hágalo y dé a conocer los resultados.
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